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Los cuchillos 🔪

Foto del escritor: Eva MasEva Mas

Actualizado: 2 nov 2024




📚𝖘𝖊𝖈𝖈𝖎ó𝖓 𝖑𝖎𝖇𝖗𝖔𝖘


los cuchillos


Capítulo 1


En el tren


Lo miro y me parece sacado de una novela negra, de esas en las que el asesino es el vecino de la casa de enfrente, pero Marcos no para. Lleva un buen rato hablando con este tipo.

Está entretenidísimo y el otro no dice nada, solo escucha. Sonrío. Es de buena educación ser cortés.


El paisaje ya va cambiando y pronto va a anochecer. Yo, la verdad sea dicha, al inicio me he resistido a entrar en esta especie de soliloquio que mi compañero de viaje parece haber decidido mantener de manera persistente el resto del trayecto.


Miro al interlocutor silencioso. Qué raro es, por los cuchillos digo. Es moreno, por las piernas no parece una persona muy alta; de complexión robusta; parece tranquilo, no afable, pero no parece peligroso. Aunque debo ser honesta, este tipo no me gusta nada, pero nada. Sonrío.


—¿Cómo?

—¡Adri! ¡Que no te enteras!


Y se ríe. Míralo. Nada, que no puede parar. Realmente no tenía ni idea de que me estuviera diciendo algo. Sonrío.


—Que si te parece bien que se quede esta noche en casa. Solo una noche.


Marcos tiene esta virtud: la de ponerme en compromisos, ante decisiones que, en verdad, él ya ha tomado por mí. No debería hacer eso; es mi casa, no su casa. Él no vive conmigo. Me siento incómoda.


—Sí. Bueno, no sé, ¿una sola noche?

—Sí. Una sola noche, si no incomodo…

—Ya, no… pero, a lo mejor estarías más cómodo en un hostal… En Barcelona hay muchos, a buen precio y además abiertos toda la…

—Pero Adri, por favor, no lo vamos a dejar tirado a estas horas.


La verdad es que ya ha anochecido, y encontrar un hotel, y menos un hostal que recomendarle, pues yo, la verdad, no sé. Mejor hago una pausa. Respiro hondo antes de responder suavemente.


—Sí, claro, faltaría más, pensaba en dónde podría dormir y en la muda de sábanas. A lo mejor… va a hacer falta una manta… no sé… Bueno, por mí está bien, ya nos apañaremos.


Miro de soslayo a Marcos, esperando que capte que no me ha gustado nada su manera de “hacer”, pero parece no inmutarse. No lo pilla. El hombre me da las gracias. Parece sincero, no sé, a lo mejor le estoy juzgando mal. En fin, ahora ya está hecho. Ya queda solo una parada y habremos llegado a casa. Estoy cansadísima, tanto que casi me da igual si este hombre es un asesino en serie. Pero fíjate qué extraño, que lleva como todo equipaje un maletín de cuero. Me huele mal, muy mal, así que le pregunto directamente, sin más, a pelo:


—¿Es que eres cocinero o algo así?

—Sí.

—¿Trabajabas en algún restaurante de verano de la zona?

—Sí.


Hago una pausa. Marcos y yo nos miramos. Estoy investigándolo. Necesito saber algo más de este hombre antes de dejarlo entrar en mi piso. Lo observo, no parece contrariado. Vuelvo al ataque.


—Y, bueno… entonces… ¿eres chef de cocina, no?

—¡Bueno, Adri!


Pero ¿y a este? ¿A este qué le pasa? Que me auto invita a un desconocido en casa, y ¡¿tan siquiera puedo intentar adivinar quién narices es?! ¿O qué?


—¿Qué?


Lo miro fijamente, en plan: como te atrevas a decir nada más, te quedas tú y tu nuevo amigote en la calle. Marcos no dice nada.


—No, no pasa nada. Todo bien. Sí, justo eso, soy chef y me llevo mis cuchillos a todas partes. No puedo hacer nada sin ellos.

—Ah, ¿sí?

—Sí.


Música: Eva Mas Músico


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18 de nov. de 2024
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